1 valoración en Coracero imperial. Guerra de los Treinta Años – 1630
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€65,00
Figura para montar y pintar
Ref.: 2 – PCA
Peso: 250 grs.
Material: Metal blanco
Nº de piezas: 18
Reseña histórica:
Desde la frontera holandesa hasta Polonia al oeste y Turquía al sur llegaron los estados semiindependientes dominados por la dinastía austriaca de los Habsburgo. Toda esta zona de Europa central, conocida durante siglos como el Sacro Imperio Romano, fue gobernada desde Viena por el emperador austriaco, y los soldados a su servicio fueron llamados simplemente «imperiales».
Para distinguirse de otros soldados, llevaban una banda roja alrededor de sus cinturas o sobre sus hombros y una ramita de roble en sus cascos o sombreros.
A principios del siglo XVII, imitando a sus homólogos holandeses, los coraceros imperiales abandonaron la lanza pesada y comenzaron a usar un par de pistolas. Las armas de fuego más confiables y ligeras eran un factor que daría forma a su estrategia futura; otra fue la formación de unidades de infantería de varios miles de hombres fuertes, la mitad armados con mosquetes y arcabuces, y el resto fue protegido de los ataques de caballería pesada con picas de más de cinco metros.
Al inicio del siglo, las forjas imperiales comenzaron a producir armaduras que descartaban todas las partes superfluas, pero fortalecían la espalda, el tronco y la cabeza. Debido a los materiales utilizados, la armadura de caballería se volvió en general más pesada. Su superficie no estaba decorada, y su forma no era tan refinada como en las fases anteriores: la mejora y protección del usuario contra las armas de fuego fue considerado primordial.
Los coraceros desempeñaron un papel destacado en la Guerra de los Treinta Años, comandados por el mariscal de campo Gottfried Pappenheim (1594-1632) y Albrecht Wallenstein (1583-1634). Pappenheim formó sus regimientos de coraceros, unos 1.000 hombres fuertes, en diez escuadrones de 100 hombres, haciendo hincapié en la profundidad y estrechando el frente. Wallenstein, por otro lado, dispuso sus unidades, de aproximadamente, la misma fuerza, en seis rangos, enfatizando el ataque inicial en un amplio frente; su método fue más exitoso.
La figura porta su armadura de tres cuartos, consistente en un peto y un espaldar, una gola, hombreras y brazaletes, con codal y guantelete en los brazos, quijotes con rodilleras. Su casco es del tipo zischagee o sishak derivado de un casco de estilo Otomano, tiene protectores de mejilla, una barra nasal deslizante y un protector de cuello posterior o «cola de langosta» de láminas articuladas. Con la mejora de las armas de fuego a principios del siglo XVII como prioridad, sobre la apariencia, la armadura empezó a ser más simple pero más gruesa; algunas de ellas, pesaban ahora, en torno a 40 kg. Sus pistolas, casi rectas de unos 75 cm. de largo, de llave de rueda, posee ahora un mecanismo de seguro más simple llamado estilo barroco, con un trasero o culata de cola de pez. Al disparar, el jinete solía sostener sus pistolas de lado con la rueda hacia arriba para mejorar la transferencia de la chispa a la carga. Los accesorios de la pistola -paquete, bolsa de balas y frasco de pólvora- cuelgan de la funda, debajo de la parte superior plegable.
Después de la década de 1620, la épée wallone fue la espada de caballería «por excelencia» en toda Europa; Se caracteriza por un nudillo grueso que se extiende desde los gavilanes, con dos protectores laterales enrejados o perforados.
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Juan José Muñoz Prados (propietario verificado) –
Muy buena calidad, tanto en el material como en los detalles, asi como en el terminado de la miniatura