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Emperador Bizantino Basilio II – s X d.C.
€68,00
Figura para montar y pintar
Ref.: 11 – PCA
Peso: 140 grs.
Material: Metal blanco
Nº de piezas: 12
Reseña histórica:
Basilio II Porfirogéneta (1), (958 – 1025). El emperador bizantino Basilio II gobernó desde 963 hasta 1025 y fue llamado Bulgaróctono (the Bulgar Slayer), el asesino de búlgaros. Fue el último y más grande de los emperadores que llevó a Bizancio a su apogeo militar. Su reinado de 49 años y 11 meses fue el más largo de entre todos los emperadores romanos desde Augusto.
Hijo mayor del emperador Romano II, Basilio y su hermano menor, Constantino, sucedieron al trono tras la muerte de su padre en 963. Sus posiciones fueron aprovechadas sucesivamente por dos militares usurpadores, Nicéforo Focas (963-969) y Juan I Tzimiscés (969-976). Tras la muerte de Juan, mientras Constantino quedaba en segundo plano, Basilio trató de gobernar, pero se convirtió en dependiente de su tío abuelo, el eunuco Basilio el Chambelán. Político astuto de larga experiencia, el chambelán ayudó a Basilio a enfrentar los retos de otros dos supuestos usurpadores, los aristócratas Bardas Scleros y Bardas Focas. En medio de estas luchas la tutela del Chambelán se hizo intolerable, y Basilio se vio obligado a destituirle de su cargo.
Las rebeliones de los dos Bardas finalmente llevaron a Basilio a buscar la ayuda militar del príncipe Vladimir de Kiev; esta alianza condujo a la posterior conversión de Rusia al cristianismo bizantino. La unidad de soldados rusos enviados por Vladimir ayudó a Basilio a frenar a Bardas Focas en 989, y Bardas Scleros se rindió poco después. Estas largas luchas para garantizar su trono dejaron profundas cicatrices en su personalidad. Tolerante y disipado en su juventud, se volvió, por sus terribles experiencias, en una persona severa, ascética, adusta y abnegada. Sus experiencias con los ambiciosos jefes militares también fomentaron en él un odio apasionado por los aristócratas y una determinación para dominarlos.
Con la aristocracia dominando los altos mandos militares, Basilio decidió desde el principio restablecer su propia reputación como soldado. Un primer intento de hacer campaña contra Bulgaria, el enemigo mortal al norte de Bizancio, en 986 había resultado ser un fracaso embarazoso. En 990, sin embargo, Basilio reanudó sus esfuerzos contra Bulgaria, que se convertiría en su principal objetivo militar. Los 25 años de amarga guerra entre el rey Samuel de Bulgaria y Basilio se convirtieron tanto en un duelo personal como en una lucha a muerte entre los dos estados enemigos.
Con victorias, devastación y audaz estrategia, Basilio logró vencer a Samuel, segmentando sus territorios, y paralizando a las fuerzas de Bulgaria. El punto culminante se alcanzó en 1014, cuando los bizantinos capturaron el principal ejército búlgaro de unos 14.000 hombres. Basilio cegó a todo el ejército, pero dejó a uno de cada cien con un ojo, para que les sirviera como guía. Los envió de nuevo a Samuel, que murió a causa del shock sufrido al verlos. Basilio completó la anexión de Bulgaria y su incorporación al imperio con singular moderación y sabiduría pragmática.
En los siguientes años el incansable emperador abocó su reinado a solucionar los intereses del imperio en el este de Asia Menor y el Cáucaso. Comenzó el desmembramiento y la anexión de la Armenia independiente. A continuación, todavía inquieto, volvió su atención hacia el oeste. Planeó una expedición para reconquistar Sicilia y expandir la autoridad bizantina en Italia; pero antes de poder llevar a cabo esta campaña, repentinamente se enfermó y murió el 15 de diciembre de 1025.
Siendo soltero, Basilio dejó el trono a su hermano menor, Constantino VIII, durante cuyo reinado (1025-1028) se inició el rápido desgaste del poder que Basilio había construido.
NOTA 1
Porfirogéneta quiere decir «nacido en la púrpura», era un título honorífico dado al hijo o hija del emperador reinante del Imperio bizantino. No todos los príncipes imperiales recibieron esta distinción, y fue únicamente dado a quien reunía unas condiciones particulares. La distinción deriva del concepto imperial romano/bizantino de Porphyrogennetos según el cual los hijos nacidos de los emperadores reinantes tenían más derecho al trono que los hermanos nacidos antes de que su padre ascendiera al trono imperial.








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